domingo, 15 de febrero de 2009

Utopía

Ella seguía atrapada en ese verano y pasaban los meses y seguía poniéndose chanclas. Se desdibujaba el sinrazón de sus pestañas en el cielo. Miradas como gotas de agua clavadas en su espalda. Si yo ardía en el roce de sus labios desgastados, si yo temblaba en el porqué de sus sonrisas inacabadas, era por un domingo sin lunes, un domingo en sus lunares, en su falda. ¿Cómo podía ser, que el mes de abril cayera entre sus rojos huesos secos de plata? Ahuyentando hasta el último milímetro de piel entrecortada simulando la utopía de un ciclo marinero entre el hueco de sus párpados. Se mentía cada día calzándose los pies con los mismos zapatos de ayer.

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