lunes, 29 de diciembre de 2008

EL INVIERNO EN TUS BRAGAS


A destiempo el invierno despierta acolchado en tus pupilas, besando las lágrimas y pesándose en ojitos rojos. Y tu te preguntas porqué le dejaste acostarse en tu cama, como todos, como ninguno, hubieron antes y habrán después. ¿Cuántas veces fuiste la puta de los siete pecados princesita? No hay voz que escuche gemidos tan ingratos de ataduras en las venas, de alguien que no es capaz de salir de su rutina silvestre i siniestra para dormir una noche sin tener que fingir. Viviste, vivimos de mentiras, las mentiras son tus pastillas para poder dormir, y cada vez vas tirando más de ellas. ¿Y qué más da? Son palabras suficientes, ladridos que confiesan el temor de la verguenza, yo te escucho y no oigo nada. Eres el golpe quizás, de el despertar de una mañana torpe no deseada, de la esperanza cuando se cansa de esperar, de la marchita flor que no alcanza el agua que se sienta dos miradas después de ella, de cada grito que se agarra a unas viejas cuerdas vocales desgastadas, de la medicina que no encuentra enfermo alguno que curar, del salpicar de la lluvia en unas pestañas mojadas, de las insomnes cucharadas de tristeza en mi vaso del quevivir, eres el golpe quizás, del aire en una bolsa al petar... ¿Cuántas veces te hss puesto de puntillas para espiar a las flores? Cada noche yo te miro y encuentro en tí el perfume de la soledad, ¿Cuántos hombres han colgado de tus bragas?

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